Para pintar la fachada de un edificio dentro de una comunidad de propietarios, es fundamental conocer lo que establece la Ley de Propiedad Horizontal (LPH). Esta normativa regula los permisos, acuerdos y responsabilidades según el tipo de obra que se desee realizar. En Carabassí Casas te explicamos las normas a seguir en estos casos.

La LPH especifica que los propietarios deben garantizar el buen estado de conservación de las fachadas, no solo por estética, sino también para proteger la estructura del edificio de factores climáticos y evitar problemas como la humedad. El artículo 10.1 de la ley indica que las reparaciones necesarias para mantener la seguridad, habitabilidad y accesibilidad del inmueble son obligatorias y deben ser financiadas por todos los vecinos, sin necesidad de votación previa en la Junta de Propietarios.

En cambio, si la pintura busca únicamente mejorar la apariencia, se considera una mejora estética. En este caso, según el artículo 17.1 de la LPH, se requiere la aprobación de almenos tres quintas partes de los propietarios. Además, si el coste supera tres mensualidades de gastos comunes, los vecinos disidentes no están obligados a contribuir económicamente.

Respecto a la posibilidad de pintar solo una parte de la fachada, al tratarse de un elemento común del edificio, es necesario revisar los estatutos de la comunidad. Si no hay prohibiciones explícitas, podría ser viable, siempre que no se afecte la estética general ni a los demás vecinos.

Elegir la pintura adecuada también es clave. Factores como el clima y el estado de la fachada determinan el tipo de producto más conveniente. Por ejemplo, en zonas húmedas, se recomienda pintura impermeable y antimoho, mientras que en áreas soleadas, es preferible una resistente a los rayos UV.

Finalmente, pintar una fachada implica más que aplicar color: requiere preparación, reparación de grietas, imprimación y varias capas de pintura. Para obtener resultados duraderos y estéticamente agradables, es aconsejable contratar profesionales.

En cuanto a los propietarios de locales comerciales, la LPH exige solicitar permiso a la comunidad antes de cambiar el color de la fachada, salvo que los estatutos indiquen lo contrario.

El coste de pintar la fachada varía según el tamaño y el tipo de edificio, oscilando entre 10 y 35 euros por metro cuadrado. Comparar presupuestos es clave para encontrar la mejor opción.